“Joya: AiR. Llegué a ella sin saber muy bien qué esperar, pero con muchas ganas de experimentarla. Y cuándo por fin estuve allí, ese pedacito de territorio, con tanta personalidad y tanta magia, superó con creces mis expectativas.
Hacía mucho tiempo que no encontraba un lugar donde pudiese sentir tanta calma, donde las preocupaciones marchasen dejando paso a la creatividad, una creatividad regeneradora que llegó a sorprenderme. A pesar de la sorpresa, sé que no hay mucho secreto, pero sí mucho valor; Joya te aporta el tiempo y el espacio tan necesarios para la creación, te acompaña en este proceso con silencios y tiempos más lentos, es mutante y se adaptó a mi en plena transmutación.
Los Gázquez (Joya: AiR) equivale a una gran biblioteca de materiales nuevos y sugerentes: La textura de los troncos de los pinos, las hojas de las encinas, la presión de mis pies penetrando en la arcilla seca, el color de las rocas, la luz del atardecer y del cielo más estrellado que he visto en mi vida, el aire puro, el calor y el chisporrotear del fuego, el sonido del viento moviendo el molino eólico, los ladridos de Frida al oírte llegar y al marchar.
Lo que probablemente menos esperaba era coincidir en un lugar tan remoto con gente tan interesante, tan afín a mí, con preocupaciones, obras y conversaciones tan ricas, que a día de hoy seguimos compartiendo desde diferentes partes del mundo. Joya establece un extraño y perfecto balance entre el retiro y la compañía. Entre inolvidables momentos de libertad individual, desconexión e introspección en medio de la naturaleza o de tu taller; y grandes momentos de acogida, de feedback, de compartir y descubrir intereses alrededor del fuego o del wifi, de comidas deliciosas todos juntos.
Joya es Donna y Simon, su simpatía y talento, enseñándonos con su día a día otra forma de convivir con La Tierra que nos rodea y con nosotros mismos como parte de ella”.
María Suárez de Cepeda